El lado bueno de los pinchazos

Creo que a nadie le gusta pinchar en medio de una ruta en bicicleta. Conlleva un poco de tiempo “perdido”, algo de trabajo manual al aire libre (la dichosa ley de Murphy hace que en verano el pinchazo sea donde no hay sombra y en invierno donde el sol no llega), gastar unos eurillos en material nuevo (o eurazos si compráis las cámaras ultraligeras tipo tubolito) y terminar con algo de grasa en las manos si la rueda afectada es la trasera.

Te puedes medio enfadar contigo mismo por no haber revisado bien la presión de los neumáticos o estado de las cubiertas antes de salir de casa. Puedes incluso jurar en hebreo si el pinchazo es causa del mal estado del arcén o de la calzada. Pero lamentablemente ninguna de las dos te llevará de vuelta a casa pedaleando. Por eso, quiero compartir algunas razones por las que veo los pinchazos como parte integral, incluso positiva, del ciclismo amateur. En carrera-competición, claro está, es otro cantar, si pinchas con un dorsal puesto, te puedes acordar de la madre del Ministro de Fomento, ahora llamado Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible (FYI).

En un mundo cada vez más dominado por todo lo digital, al menos en mi caso, necesitamos un recordatorio de lo maravilloso que es trabajar con las manos. La verdad, se me ocurren mejores maneras de conectar con lo tangible que pinchar una rueda en mitad de una ruta, pero por desgracia, por hache o por be, no las llevo a cabo y tiene que pasarme algo así para poner mis manos a trabajar lejos de un teclado/pantalla. Acción-reacción que reza una ley de Newton.

Foto de Jaime Reimer

Hay algo muy satisfactorio en el acto de arreglar tu propia bicicleta en medio de la naturaleza. Pero ayudar a arreglar la de otro compañero que no es tan hábil con la mecánica básica, puede ser incluso mejor. Convertirte en esa persona que siempre ayuda y se desenvuelve bien con cuatro herramientas puede ser hasta un acto un poco egoísta, y es que está demostrado científicamente que ayudando a los demás, desarrollamos habilidades nuevas, aumentamos nuestra sensación de valía y reforzamos los vínculos comunitarios, lo que se suele traducir en un aumento de nuestra autoestima. Dopamina for free vamos. Así que ya sabes, ponte las pilas con la mecánica y sé tú esa persona que ayuda a los demás en caso de avería.

Si vas en una grupeta numerosa y surge un pinchazo, es poco probable que todos se detengan y suele haber algunas personas que continuan de forma más tranquila para no quedarse frías, o ya van “tostadas” y prefieren ir tirando. Si eres el que ha pinchado o te toca quedarte atrás ayudando al afectado, te tocará luego apretar los dientes y pedalear con todo para alcanzar al grupo “escapado”. Míralo como algo positivo, ese día ibas a rodar tranquilo a rueda y te has cascado una buena serie que mal no te vendrá para mejorar tu estado de forma.

Además de todo eso, creo que lo más hermoso es la solidaridad que surge en esos momentos difíciles. Encontrarte con desconocidos dispuestos a ayudarte a arreglar ese pinchazo, ofrecerte material o incluso llevarte a casa si no puedes arreglarlo, es un recordatorio de que la bondad humana sigue viva en el mundo del ciclismo. ¿Quién no te ha gritado “¿necesitas algo?” cuando te han visto parado en el arcén? Aunque a veces pasen a 40 km/h y difícilmente les dé tiempo a escucharte decir “¡todo bien!”.

Así que la próxima vez que tú o alguien pinche en medio de una ruta o paseo en bicicleta, no te frustres. En lugar de eso, toma una actitud PATALIEBRE, abraza la oportunidad de conectar con lo analógico, desarrollar tus habilidades mecánicas, superar una adversidad por ti mismo y experimentar la bondad de tus compañeros o incluso de extraños si fuese necesario.

Pedalea con estilo y no vuelvas a subestimar el impacto y el poder de un pinchazo en bicicleta. Asegúrate de llevar repuestos y recuerda, en caso de pinchazo, hay normas no escritas que hay que cumplir SIEMPRE, ya lo dije en este TIKTOK 

Y vosotros, ante un pinchazo ¿sois de los que ponéis el grito en el cielo o ya ni os inmutáis ante el percance? 😉

Muchas gracias por leer hasta aquí. Abrazos y ¡salid a rodar, Pataliebres!

Fruco.