Física, Newton y Bicicletas

Física, Newton y Bicicletas

¡Buenos días Pataliebres!

El otro día trasteando por internet encontré este artículo que me pareció interesante para todos aquellos profesores o Pataliebres que quieran introducir a hijos, sobrinos, vecinos… críos en edad escolar vamos, a acercarse un poco más a conceptos físicos a través de la bicicleta.

Siempre me han gustado estas cosas, y es que aunque muchos solo conocéis mi faceta de hacer el canelo, estudié una ingeniería y entender el porqué de las cosas, así como resolver problemas, siempre ha captado mi interés.

Física y Bicicletas

Newton & Bikes

Aunque Isaac Newton tenía nombre de sprinter, se hizo más popular por las manzanas que por las bicicletas, sus famosas leyes del movimiento encajan perfectamente con la dinámica de este (nuestro) medio de transporte y nos ayudan a entender cómo las fuerzas físicas se aplican y responden en el contexto de montar en bicicleta.

Su primera ley dice “Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o movimiento rectilíneo y uniforme, a menos que actúe sobre él una acción o causa externa llamada fuerza”. Esto explica por qué en un terreno llano, un ciclista en marcha puede avanzar sin pedalear. La razón por la que podríamos perder ese impulso podría ser la resistencia de los neumáticos contra el pavimento, la resistencia del aire, o incluso el riesgo de caernos al intentar pasar cerca de la persona que nos gusta sin sujetar el manillar con las dos manos.

La segunda ley de Newton establece que “la fuerza que actúa sobre un cuerpo es directamente proporcional a su aceleración”. En términos de bicicletas, esto significa que cuanto más ligero sea el conjunto bicicleta-ciclista, mayor será su aceleración para una misma fuerza aplicada. Por eso, los ciclistas nos solemos preocupar mucho por nuestro peso y nos gastamos la intemerata en rebajar unos gramos de nuestras bicicletas (por supuesto siempre de fibra de carbono) y accesorios. ¡Todo sea por la física!

Y por último, la tercera ley, la de acción y reacción, dice que “toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto”.  Cuando el ciclista pedalea, aplica una fuerza a la rueda trasera, que a su vez ejerce una fuerza sobre el suelo. Como respuesta, el suelo aplica una fuerza igual y opuesta sobre la rueda trasera, impulsando la bicicleta hacia adelante. También aplicaría para los compañeros de grupeta que te sacan de punto, ellos accionan la marcha por encima de lo debido y tu reaccionas acordándote de sus parientes más cercanos. No tiene secretos.

¿La tres leyes claras? ¿Seguro? Bien, pues cuidado con no confundir ninguna con la universal Ley de Murphy que viene a decir que “si algo puede salir mal, saldrá mal.” Os voy a poner unos ejemplos de esta otra para que las diferenciéis bien: Si vas a una cicloturista sin haber entrenado con la intención de ganar y no eres Valverde “saldrá mal”. Si tienes intención de hacer una ruta muy larga y parar a tomar un café/cola en un bar específico “saldrá mal” y ese día estará cerrado. Si has quedado con tres amigos de grupeta para salir a rodar tranquilos “saldrá mal” y aparecerá un cuarto al que le tocan series y acabaréis todos echando el higadillo.

Dicho esto, te invito a coger tu bicicleta y salir a poner en práctica estas leyes de la física, tu cuerpo y mente te lo agradecerán. Si aguantas un rato largo, luego te puedes beber una solución de agua-etanol con un pH ácido de 4.2, pero eso es química y ya hablaremos de ella otro día.

Muchas gracias por leer hasta aquí. Abrazos y ¡salid a rodar, Pataliebres!

Fruco.

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