25 May ¿Recuerdas tu primera bicicleta?
¡Buenos días Pataliebres!
Estoy seguro de que os acordáis de cual fue vuestra primera bicicleta. Si no de la marca y modelo, fijo que al menos, del color y forma…. O si llevaba ruedines, pegatinas, frenos o cintas decorativas en el manillar… ¿me equivoco?
Monty, BH, Zeus, Orbea, Torrot, GAC … Muchas bicis míticas en mi época de los 80.
La mía, bicicleta como tal, y no triciclo (véase al menda en la foto inferior), fue una BH roja, mítiquísima. Una pena que no he encontrado fotos con ella, y eso que me ha ayudado mi madre a buscar y ya se sabe, una madre lo encuentra todo; si hubiese nacido en esta época, dispondría de 2000 fotos y 300 vídeos en los dispositivos móviles de mis santos predecesores.
Mi primera Bicicleta
Pero, no me preguntéis por qué, recuerdo más la que tenía en Sahagún (León), pueblo en el que pasé algunos veranos de mi infancia junto a mis abuelos y mis tíos. Se trataba de una “super” Motoretta, roja también, de la marca eibarresa Garate, Anitua y Compañía, conocida como G.A.C. No sabéis lo que pesaba la bicha. Era un tanque. Quizá debido a que la empresa G.A.C. se dedicaba inicialmente a la fabricación de armas. Motoretta, lo del nombre era de traca, no iba como una moto ni cuesta abajo. Y ya podías tener muchas patas o rezar como te tocase hacer algo de desnivel, entre el peso y el sillín ese en forma de L, no había quien subiera con eso entre las piernas.
Mi primer “Pie a Tierra”
Recuerdo perfectamente el día que conocí la expresión “echar pie a tierra” y fue justamente con la Motoretta. Tendría yo 8 o 9 años y mi tía me apuntó a una marcha entre Sahagún y Renedo de Valderaduey para las fiestas de Agosto. 27km bastante llanos, pero con una cuesta en el kilómetro 15 de unos 500m y un 4-5% de pendiente, la cuesta de San Pedro la llaman (por San Pedro de Valderaduey que está al lado).
Pues bien, bueno, mal, y es que tras subir a penas unos metros, no solo eché pie a tierra, sino que me negué a subir la cuesta caminando arrastrando la dichosa Motoretta y continuar la marcha; tiré la bici a la cuneta de malas maneras, no sé si lloré pero no me extrañaría, me senté en el suelo y decidí que no iba más en bici por ese día. Creo que abanderé a la perfección la frase que he leído hace un rato en un grupo de WhatsApp: “No luches en una batalla si no ganas nada con la victoria”. Y es que en la “batalla” había algún coche escoba que te acercaba, a ti y a tu bicicleta, hasta la meta si decidías abandonar. Eso es lo que hice, para calzarme, al llegar a Renedo, y sin habérmela ganado como el resto de niños que sí que llegaron pedaleando, una muy buena caldereta de carne.
De lo de llorar en la cuesta no me acuerdo, pero que de que repetí o tripití caldereta lo tengo marcado a fuego, y es que dar pedales mal, pero todo el tema nutricional e ingesta de alimentos, sí que lo llevaba bien ya por aquel entonces.
Muchos, pero que muchos años después, cuando vuelvo a hacer esa misma ruta (os paso la actividad de Strava por si un día andáis por allí), ya sin coche escoba, en una bici normal y sin caldereta de premio, siempre que paso por esa cuesta, recuerdo ese momento y como buen Pataliebre que soy, aprieto dientes para hacer la subida lo más rápido posible, para así, tonto de mí, pensar que puedo resarcirme de aquel día. Fin de la “turrécdota“.
¿Y vosotros Pataliebres? ¿Recordáis cuál fue vuestra primera bici? ¿Y alguna anécdota con ella? Si me la queréis mandar, estaré encantado de leerlas.
Muchas gracias por leer hasta aquí. Abrazos y ¡salid a rodar, Pataliebres!
Fruco.
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